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DISCIPULADO FAMILIAR

El poder de la humildad

Hermano Sergio Ovando

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Estoy seguro que en el fondo sabes que no eres el mejor en todo, y es porque eres humano, es decir, es de humanos fallar. Pero, ¿Por qué nos gusta aparentar que lo podemos todo? El ser humano tiene una sed de ser reconocido, y que bonito es cuando tenemos una virtud. Sin embargo, debemos recordad que todo lo bueno que tenemos es a causa de Dios. El verdadero problema está, cuando no logramos reconocer que Dios es quien da valor a nuestra vida, pues significa que nuestros niveles de orgullo le impiden estar cerca de Dios. Hoy el Señor nos recuerda que aprendamos de Él que es “manso y humilde” (Mateo 11:29) pues es la forma que nos prepara para que podamos estar cerca de Él (Salmos 138: 6). Muchas veces aprendemos hasta que ya es muy tarde y cometimos errores, pero que bueno sería tener la suficiente humildad de pedir consejo (Proverbios 11:14) y reconocer nuestras debilidades (2 Corintios 12:9), porque ahí es donde el poder de Dios se manifestaría haciendo milagros en nuestras vidas. Hoy el Señor nos habla con amor para que aprendamos de Él, quien fue humilde al extremo, haciendo lo que el Padre le enseñaba (Juan 8:28). Además, atiende al consejo, cuando más fama tengas es cuando más debes de orar (Lucas 15:15 – 16) para no tropezar y tengas la capacidad de darle siempre la gloria a Dios (Lucas 2:14). Él quiere cambiar tu corazón de piedra, por uno de carne para que cuando Él vuelva te encuentre sin mancha y sin arruga. Humíllate y Él te exaltará a su debido tiempo (1 Pedro 5:6) ¡Maranatha!